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Capítulo 38: Corazones gemelos.

El viento gentil acaricio su rostro logrando despertarla. En techo blanquecino le resultaba desconocido, y la forma de las enormes ventanas cuyas cortinas se mecían suavemente, no eran las mismas de su habitación. Era de noche, y la luna ya se asomaba en lo alto. Incorporándose, Elianna sentía aquel...