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Capítulo 24: Su deber.

El día daba comienzo, la luz del sol se hallaba ya en lo alto, y la brisa casi primaveral se colaba por el ventanal moviendo suavemente las cortinas. El aroma del café recién hecho le devolvía la vida, y mirando fijamente la pantalla de su laptop, dibujaba una sonrisa irónica.

— Está todo listo —

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