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Capítulo 50: Aquella dulce promesa.

La noche había caído enteramente sobre la ciudad, cubriendo con su manto de penumbras cada calle, avenida o rincón de Palermo.

No se escuchaba una sola alma, las calles estaban casi enteramente desiertas y solo algún par de ocasionales amantes que se ocultaban en la oscuridad para entregarse a los i...