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Capítulo 37: El viejo castillo.

Esa mañana era gris, completamente gris. El llanto silencioso de Adalet y Dante se escuchaba casi imperceptible. Los fuertes brazos de Bastián los protegían a ambos, y el más pequeño había llorado hasta quedarse dormido.

Las nubes que se apreciaban por fuera del avión eran totalmente grises, nubes ...