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No tengas miedo

—sube al maldito auto— una voz chillona y nefasta para los oídos de Selene, llama su atención. Por tal razón se da la media vuelta para mirar por la ventana del auto y percatarse de la presencia de Tatiana, la cual la está apuntando con un arma

—eres tú... Que desgracia verte

—pienso lo mismo de tí ...