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Capítulo 40. Una cena que prueba límites.

Ailan.

- “¿Pasa algo? Se ha quedado mudo, señor Alacintye.”- le pregunté, al atractivo hombre cayado y rígido que me miraba, como si algo extraordinario, y peligroso estuviera delante de él, al mismo tiempo que me esperaba junto a un Lamborghini Sesto Elemento, el coche de ensueño de mi herma...