




Capítulo 7
Alaska
Estoy tan cerca de Alpha Kai. Puedo sentir su duro pene tan cerca de mi húmeda vagina. Lo quiero. Quiero que me abrace, que me folle como vi que follaba a esa rubia zorra. No puedo hacer esto. Siento una conexión ardiente entre nosotros. Sé que somos compañeros; sé que es algo, pero mi familia necesita que me case con Beta Finn. ¿Por qué tengo que estar en esta situación?
¿Por qué mi hermano tuvo que enredarse con la hermana de Beta Finn? Ahora mi familia le debe a su familia y la única forma de escapar es si le doy un hijo a Beta Finn. Es un lobo dulce, pero no lo amo. Ni siquiera quiero que me toque. Quiero que el Alpha me lleve a la cama y me folle. ¿Quiero algo más de él?
—Puedo darte una buena vida —dice el Alpha. Me aparto de él. Me deja caer al suelo. Está mirando mis ojos. Veo algo en sus ojos, algo que no veo cuando miro a Beta Finn. Incluso detrás de toda la mierda egocéntrica de macho Alpha hay algo en Alpha Kai. Es un buen lobo.
—Pruébalo —le grito. Abro la puerta del dormitorio y la cierro de un portazo. Cuando salgo al pasillo, las otras lobas me están mirando. Supongo que piensan que debería follarlo también.
—Todas ustedes pueden chuparle la polla y follarlo, pero yo no lo haré —gruño. Me dirijo hacia la parte delantera de la casa. No quiero que las otras lobas piensen que soy una de las zorras de Alpha Kai. No quiero ser su zorra. Admito que necesito ser follada, pero no quiero que todo esto llegue a Beta Finn.
—Estás asignada a tareas aquí. Si te vas, podrías ser castigada por el Alpha —dice Ellie.
—Déjala ir. Le asignaré otra cosa —gruñe el Alpha. Miro sus ojos y parece roto. Tal vez, está roto. Quizás por eso folla y festeja como lo hace. Necesita algo y yo necesito algo. Tal vez podamos ayudarnos mutuamente.
Cierro los ojos por un momento. —Lo siento. No estoy acostumbrada a una manada tan abierta. Necesito tiempo para adaptarme, eso es todo —digo. Espero que el Alpha responda y al menos mostrarle el respeto que se merece, pero ¿se merece mi respeto? Bueno, él es el Alpha.
—Entonces vuelve mañana para un nuevo comienzo, ¿de acuerdo? Ven aquí a las 6 am y personalmente te mostraré cómo se hacen las cosas —dice el Alpha.
Ellie y Christy parecen sorprendidas. —De acuerdo, nos vemos en la mañana, Alpha —digo. Sonrío mientras me alejo de las lobas y del Alpha.
Salgo por la puerta y miro detrás de la casa de la manada. Necesito correr. Necesito una larga carrera para despejar mi mente. Empiezo a correr hacia el claro. Mientras salto al aire y luego vuelvo a bajar en mi forma de lobo, escucho algo o alguien detrás de mí.
Sigo corriendo, sin detenerme. Es una de las zorras o el Alpha. No estoy segura de estar lista para lidiar con ninguno de los dos. Escucho el sonido de mis patas, clavo mis patas en la tierra y trato de despejar mi mente.
—¡Alaska! —escucho al Alpha gritándome.
Me detengo de golpe, deslizándome hacia un árbol. Me golpeo la cabeza y caigo al suelo con fuerza. Oh, esto duele. Miro hacia arriba, parpadeando mientras pierdo el control de la realidad. —Alaska, ¿estás bien? —me pregunta el Alpha.
—Sí —le respondo. Me duele la cabeza. Me golpeé fuerte.
Miro hacia abajo y me doy cuenta de que ya no estoy en mi forma de lobo. Estoy aquí desnuda frente al Alpha y él también lo está. Me toca suavemente, acercándome a él.
—Estarás bien —dice el Alpha. Siento que me levanta y me lleva hacia el agua. Puedo escuchar el agua corriendo, y luego siento el frío del agua.
—Esta agua está fría —murmuro.
¿Por qué me está poniendo en el agua? Cierro los ojos y siento el agua, dejando que el frío invada mi cuerpo. —Nuestras aguas aquí son curativas —dice el Alpha.
Después de unos treinta minutos empiezo a sentirme normal. Me pongo de pie. Recuerdo que estoy desnuda. No me avergüenzo. Él me está mirando. Me toca la barbilla. —Eres tan hermosa, Alaska —dice el Alpha.
—Debería irme a casa. No debería estar aquí contigo. Las lobas hablarán y no necesito problemas con Beta Finn —digo.
Me acerca y toma mi boca. Su lengua se desliza en mi boca, su mano baja por mi trasero y me acerca tanto a él. Me agarra el trasero con más fuerza y me jala tan rápido que no tengo más opción que envolver mis piernas alrededor de él.
—Te quiero. Di que sí, Alaska —dice el Alpha.
—No puedo mentir, te quiero, necesito sentirme deseada, pero no puedo hacer esto —digo. Me aparto de él, pero no me escucha.
—No me niegues, Alaska —dice el Alpha.
Su mano va detrás de mi cabeza, acercándome a sus labios de nuevo. Estoy emocionada y lo quiero, pero no puedo hacer esto. No puedo hacerle esto a mi familia, a Finn. Pero lo quiero. ¿Qué daño haría un poco de diversión? Haría daño porque sé, y el Alpha sabe, y nuestros lobos saben, que somos compañeros. ¿Y ahora qué? Si dejo que me marque como suya, ¿entonces qué?
—Di que me quieres, Alaska —dice el Alpha.
—Yo... um... te quiero —gimo.