




Capítulo 1 Regreso a casa
Hoy renuncio a un sueño, no realmente por elección propia, pero aun así, fue el final de algo grande. Algo para lo que me preparé toda mi vida, algo que impulsaba cada hueso de mi cuerpo, era el único propósito detrás de cada cosa que hacía. Siempre creí que haría algo grandioso, que me convertiría en mi sueño. Supongo que los sueños no pueden durar para siempre, pero desearía que este sí lo hiciera.
Mi nombre es Clayton Jackson. Me uní al Cuerpo de Marines cuando tenía dieciocho años, hoy, a los veinticinco, me dicen que ya no puedo servir. Estoy en un autobús de regreso a casa ahora, decir que no estoy devastado sería una mentira. El hogar es el último lugar donde me imaginé regresar, especialmente no tan pronto.
No le avisé a mis padres, probablemente van a pensar que esto es solo una visita sorpresa. Todo lo que sé es que mi padre va a estar decepcionado. Lo decepcioné hace años cuando quería que me convirtiera en médico y ahora lo voy a decepcionar de nuevo. No es como si esto fuera algo que pudiera haber controlado. Lo más difícil será que solo ahora se van a enterar de lo que pasó. Dicho esto, ¿estaré listo para contarles por lo que realmente he pasado, lo que he mantenido en secreto de todos durante tanto tiempo?
Mientras bajo del autobús en la parada en el centro del pueblo, ya puedo ver las cabezas girando. Este lugar es tan pequeño, para cuando llegue a casa mi mamá ya estará esperándome.
Y eso es exactamente lo que pasa.
Mi mamá baja corriendo las escaleras para saludarme justo cuando pongo un pie en la puerta delantera. —Clay, dios mío, estás en casa. ¿Por qué no nos avisaste? Betty de la floristería me dijo que te vio.
Casi me ahoga con sus repetidos pequeños abrazos, apenas puedo articular una palabra. —Mamá, ¿Betty no tiene nada mejor que hacer que chismear?
Ella se ríe y me aprieta por quinta vez.
A lo lejos veo a mi padre bajar del porche para ofrecerme lo mejor que puede, nada tan cálido como un abrazo pero un firme apretón de manos. —Sabes cómo es este pueblo, hijo. Se ocupan de los asuntos de todos menos de los suyos.
—Bueno, me alegra que hayas venido a visitarnos —dice mi mamá mientras aún me aprieta con fuerza—. Ven, deja que tu papá tome tu bolsa y yo iré a preparar café.
—Tu hermano y su última novia están en la sala —dice mi papá sin vergüenza.
—Richard, no puedes decir cosas así —lo reprende mi mamá.
Papá toma mi bolsa pero no se va hasta que puede dar su última opinión. —Denice, el niño tiene una chica diferente en su brazo cada semana. El pueblo se está quedando sin mujeres.
—Déjalo, solo está disfrutando la vida mientras es joven. No como Clay aquí, que tiene la cabeza bien puesta.
Veo a papá desaparecer por la puerta, pero espera, aún no ha terminado. —Sigo diciendo que deberías haberte convertido en médico, pero supongo que servir a tu país es igual de bueno.
Mi papá lleva mi bolsa a mi habitación mientras mi mamá se dirige a la cocina a preparar café. Me acerco sigilosamente detrás de mi hermano y le doy un golpe en la cabeza.
—¿Qué carajo? —gira en su silla para ver de dónde viene.
—Hola, viejo Matty. Escuché que mamá dice que estás besuqueándote con una nueva chica.
Lo jalo para darle un gran abrazo de hombre mientras se levanta del sofá.
—Clay, hermano, ¿qué haces aquí? No estás de permiso.
—Hombre, ni preguntes. El viejo va a explotar unas cuantas veces.
—No me digas que te echaron —dice con preocupación.
—Puedes decir que más o menos.
Matt se deja caer en la silla mientras se frota las manos, no por el frío, sino por la emoción de lo que cree que está por suceder.
—Quiero un asiento en primera fila para esto, papá te va a dar una buena.
—Me preocupa más lo que va a decir la vieja.
—¿Qué pasó, hermano? No hemos sabido de ti desde que te desplegaron.
Me acerco y le susurro al oído asegurándome de que la chica a su lado no pueda escuchar. Lo observo mientras su cara se pone pálida y sus ojos se agrandan, esta será la reacción de mamá pero multiplicada por diez.
—¡No jodas! ¡Mierda, hermano, ¿qué pasó? No me estás jodiendo, ¿verdad?
—Un hombre no bromea con cosas como esta.
Lo veo mientras intenta contener las lágrimas.
—Mamá se va a enfadar. ¿Por qué no nos llamaste?
—Supongo que primero tenía que asimilarlo yo mismo. No quería que la vieja se preocupara. Ya sabes cómo es ella —miro hacia otro lado tratando de contener mis propias lágrimas.
—¿Qué vas a hacer ahora?
—Quedarme aquí unos meses y luego irme a la ciudad.
—Iré contigo si quieres un poco de equipaje extra. Ya estoy harto de este agujero de mierda —se ríe mientras mira a la chica a su lado.
—¿Y quién es la nueva chica? —intento desesperadamente cambiar de tema.
—Esta es Elle, se mudó al pueblo hace un mes.
—No pierdes el tiempo, ¿verdad? ¿Qué pasó con Becky?
—Oh, él la dejó por mí —explica Elle.
—¿Sabes que él no es más que problemas? —la miro y sonrío.
Ella me devuelve una sonrisa que solo obtienes de una chica traviesa.
—Mi mamá dice que solo me gustan los chicos malos.
—Hubo un tiempo en que Clay era el chico malo del pueblo, pero luego se fue a unirse a los Marines.
—Oh, a las chicas les encanta un hombre en uniforme —me guiña un ojo y sonríe.
—¿Ah, sí? —La cara de Matt se ilumina al tener una idea—. Hermano, ¿puedo pedirte prestado tu uniforme de servicio?
—Tocas mis cosas y te rompo los dedos.
—Maldita sea —intenta convencerme—. ¿Te imaginas las chicas que conseguirías si te pones esa mierda? Incluso podrías hacer que la Señorita Vieja Terca de la colina se queje.
Inmediatamente me da curiosidad.
—¿Quién es la Señorita Vieja Terca?
—Se mudó allí hace una semana. No ha hablado con nadie desde que llegó.
—Ni siquiera sale de la propiedad, hace que el tendero le entregue las compras —añade Elle.
—Me suena más a Señorita Estirada —es lo primero que me viene a la mente.
—Eso es exactamente lo que dije —Elle está de acuerdo con lo que dije.
—Tal vez deberías pasar por allí y presentarte, y de paso mencionar que estás en los Marines —Matt intenta animarme, sabe que me vendría bien la compañía aparte de mi familia.
—Harías casi cualquier cosa para acostarte con alguien —me río de su comentario.
—No casi, lo hace —Elle le da una palmada juguetona en el brazo.
Justo en ese momento, mamá entra en la sala.
—Aquí tienes, hijo.
Mamá me entrega mi café y se sienta a mi lado en el sofá. Lo único que pasa por mi mente es "Por favor, no me toques, solo no me toques". Pero ella simplemente se sienta casualmente y sigue bebiendo su té.
—¿Cuánto tiempo te quedas esta vez?
Entonces papá entra en la sala.
—Por el peso de esa bolsa, un poco más de lo habitual.
Gracias a Dios que no miró dentro de la bolsa, habría visto que todo lo que poseo está allí. Lo que no cabía, llegará por mensajería más tarde esta semana.
—La cosa es que hay algo que necesito decirles —reúno el valor para contarles lo que realmente está pasando, por qué estoy de vuelta en casa.
—¡No me digas que te echaron de los malditos Marines! —Mi papá ni siquiera me da tiempo para explicar.
—¡Richard! —Mi mamá tiene que reprenderlo de nuevo.
—¿Qué? —Solo mira a mi mamá como si no hubiera hecho nada malo—. Le dije que debería haberse convertido en médico —continúa agregando.
No sé si tengo la energía para esta mierda. Tal vez debería simplemente cerrar la boca y dejar que piense lo que quiera. Es el hombre más terco que conozco, chocar con él es como intentar enseñar a una roca a moverse.
—Sí, tal vez tienes razón, papá, al menos no te habría deshonrado.
—No dije que me deshonraras, Clay. Solo estoy decepcionado.
Sé que aún pasará mucho tiempo antes de que deje de hablar de esto de ser médico.
—Richard, estoy segura de que tiene una muy buena razón para lo que pasó —mi mamá toma mi lado contra él. Me da un ligero apretón alrededor de los hombros.
Respiro hondo y me calmo antes de hablar de nuevo.
—Sí, mamá, pero no es algo de lo que quiera hablar ahora.
—Bueno, nunca es tarde para convertirse en médico. Aún eres joven —mi papá sigue fastidiando.
—Papá, déjame pasar este día y luego el siguiente. Te contaré lo que pasó cuando esté listo.
—Está bien, no es como si fueras a ir a ningún lado.
—¡Richard! Deja de ser un idiota —mi mamá le lanza una mirada que casi podría matarlo y le da un golpe en la cabeza.
Casi no puedo contener la risa al ver la cabeza de papá girar hacia la izquierda.
—Está bien, mamá, si me disculpan, fue un largo viaje en autobús, me gustaría descansar.
—Te despertaré para la cena.
Le doy un beso en la frente a mi mamá antes de levantarme y salir de la sala. La verdad es que no estoy cansado, simplemente no tengo ganas de esto.
Llego a mi habitación y, como de costumbre, nada ha cambiado, es como retroceder en el tiempo. Mientras trato de desempacar mi bolsa, descubro que incluso mi ropa vieja de cuando tenía dieciocho años todavía está colgada aquí. Mamá siempre ha sido de aferrarse a las cosas, al igual que yo me aferraré a esos uniformes y sus recuerdos que están en mi bolsa.
Una vez que termino de encontrar espacio para desempacar mis cosas, me preparo para acostarme en la cama por unas horas. Pero antes de que pueda hacerlo, hay un golpe en mi puerta.
—Adelante.
—Hola, cariño, te traje unas mantas extra —mi mamá asoma la cabeza por la puerta.
La abrazo mientras las tomo de sus manos.
—Gracias, mamá.
Ella me mira con cariño.
—No te preocupes por tu papá, haz lo que tengas que hacer.
Me meto de nuevo en la cama y bajo las cobijas. Pronto me quedo dormido y comienzan las pesadillas.
.....
Puedo escucharme gritar mientras las balas pasan volando sobre mi cabeza.
—¡Estamos bajo ataque! ¡Retirada! ¡Retirada!
Hay un soldado junto a mí que intenta cubrirnos lo mejor que puede.
—¡No puedo retroceder! Estamos rodeados. Están por todas partes.
—¡Solo sácanos de aquí! Conduce a través de ellos. AHORA. ¡Solo conduce! —le ordeno al soldado que nos saque del rango del fuego que viene fuerte y pesado de la milicia que nos ataca.
Pero el soldado empieza a entrar en pánico ya que el camión no va lo suficientemente rápido.
—Este camión no va a aguantar en este camino de tierra tan rápido. Necesito ir despacio. No hemos despejado el camino de explosivos.
—¡No me importa! —Mi voz resuena sobre el tiroteo que ahora viene rápido—. Solo sácanos de aquí. VAMOS. VAMOS.
Entonces hay una explosión masiva, el camión se voltea y cae de lado.
—Aaahhh mierda —digo mientras mi cuerpo es lanzado de un lado a otro.
—¡Clay! ¡Señor! —El soldado intenta agarrarse de mí.
—Maldita sea —es la única palabra que puedo decir. Mi cabeza todavía zumba por la bomba y mi maldito cuerpo duele.
—¿Está bien, señor?
—Creo que sí. —Intento evaluar la situación, pero mi primer instinto es la seguridad de mi escuadrón—. ¿Todos los demás están bien?
—Sí, todos estamos bien. Vamos a tener que salir a pie el resto del camino.
—Ven a ayudarme a salir de aquí, estoy atrapado.
El soldado intenta sacarme.
—No puedo sacarlo, señor.
—Mierda, mi maldita pierna está aplastada —lo miro con asombro al darme cuenta de que mi pierna está atrapada entre el panel frontal y el asiento.
—¿Puede moverla, señor? —El soldado me mira muy preocupado.
—¡No puedo sentirla! ¡No puedo sentir mi maldita pierna! —Hay miedo y absoluto horror escritos en mi rostro.
.....
Me despierto en pánico y siento mi pierna.
Está igual que aquel día hace tres meses cuando desperté en el hospital y es igual que ha estado todos los días desde entonces. El dolor que sentí después de esa cirugía fue peor para mí mentalmente que físicamente. Cuando desperté ese día, mi vida terminó.
Dicen que salvé la vida de mi escuadrón ese día y por eso recibí una medalla de honor. Pero ninguna medalla puede compensar lo que perdí ese día. Mi pierna. Se supone que debo ser un héroe, pero no lo soy, soy un hombre roto. Nadie quiere a un hombre roto, necesitan a un héroe. Un hombre roto no consigue a las chicas, se queda solo. Mi único deseo ahora es conocer a alguien que me acepte por quien soy, un soldado roto.