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Capítulo 40

Me desperté con el desayuno ya preparado a mi lado. No podía haber sido nadie más que Mar. Era tan dulce y encantador.

Era una mujer muy afortunada. Tomé la bandeja con el desayuno. Se veía delicioso.

Entonces noté una nota en una esquina de la bandeja. La recogí y la abrí.

—Buenos días, sol. Me ...