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Nueve

Annabel abrió los ojos lentamente y miró al cielo brillante.

¡Oh no! Ya era de mañana.

Se había quedado dormida con sus enormes brazos alrededor de ella después de lo que habían compartido la noche anterior. Los dulces recuerdos de cómo él jugó con su cuerpo y lo increíble que fue todo.

Se sonroj...