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Feng Fan no podía esperar a ver a esas personas malvadas ser aplastadas.

Tink Pori cerró su cuaderno, sus ojos fríos —No, mi cuerpo ya no está en condiciones de dirigir el grupo. Que el abuelo encuentre a alguien más para manejar la empresa.

Su voz era fría y plana, como si hubiera renunciado a un...