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Fantasías pervertidas

Mutuo agotamiento.

Recuperando el aliento que le quedaba antes de deshacer el nudo, Alex hizo que Gina soltara sus manos de la camiseta. Ella se frotó las líneas rojas en sus muñecas mientras Alex le tomaba las manos.

—¿Estás bien?

—Después de eso, extasiada —murmuró ella.

Él esbozó una sonrisa píc...