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Culpable

Escuché el viento silbar a través de la rendija abierta de la ventana. Más lejos, podía oír los ecos de las sirenas.

Y mucho más cerca, podía escuchar el sonido de los pitidos de las máquinas a mi alrededor.

En mi mano derecha, la misma mano en la que Nikolai me había roto tres dedos, sentía algo ...