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Antojos

—No soy estúpido, Reeves. —El coche arrancó con un estruendo y el sonido me asustó, dejándome en silencio.

—Entonces no hagas nada estúpido —advirtió Roman con una sonrisa tensa.

—Me encantaría jugar a la ruleta rusa contigo ahora mismo, Reeves.

Pero Roman lo ignoró, en lugar de eso se quitó la c...