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Problemas de ira

—¿Qué estás haciendo? —preguntó él con una risita.

Mi corazón se detuvo por un segundo y la sangre de repente fluyó hacia mi cuello hasta llegar a mi cara.

—Curiosa.

—¿Sobre qué?

—Déjalo pasar, Roman.

—Ni hablar —dijo divertido—. Ahora dime, ya. Me estoy muriendo aquí, no saber me volverá loco....