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CULPA ABRUMADORA

Se inclinó hacia mí y sonrió. La habitación se iluminó. —Es una Cox.

Suspiré, parpadeando más de lo necesario. ¿Cómo lo hacía? Era hipnótico. —¿Julius?

—Lyon.

—¿Isaac?

—Reeves, por supuesto.

—¿Y Ruth?

—Reeves.

Miré a Roman, sorprendida. Él me devolvió la mirada con una intensidad inquebrantab...