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Siguiendo

Dos segundos después, abrí los ojos, mi mirada interrogante. Mis ojos estaban muy abiertos por la sorpresa, la mano que había levantado no estaba lista para golpearme, sino que se estaba agarrando el cabello con fuerza.

—¿Qué demonios hiciste?— siseó entre dientes.

—Lo siento— retrocedí un paso, d...