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Sorpresas

—Sí, acepto —dijo Thea, su voz resonando en el silencioso salón. Freya se mordió los labios de emoción.

—Ahora, han sido llamados a amarse mutuamente. Con el poder que me confiere la iglesia y la palabra de Dios, los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.

Su mano rodeó su cintura instantá...