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Capítulo 29. Siempre hay, un día siguiente.

Roy.

Nada, nada era comparado a esto, ninguna mujer era capaz de hacerme perder el juicio así, como esa bruja de ojos cambiantes. Con ella sobre mí, después de sorprender como nadie, tomando la iniciativa, como una autentica tigresa, y tras quedarnos desnudos los dos, sin pensarlo, sabiendo qu...