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Capítulo 188

Corrió tras él hasta los árboles. Luego, como si el refugio le diera una nueva sensación de seguridad, se detuvo y se volvió para enfrentarlo. Las garras que sobresalían de sus manos debían medir al menos veinte centímetros y eran afiladas como navajas. Ignorando los gritos que venían del granero de...