Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO 37: Falso

ALICIA

—¡Alicia! ¡Dios mío! ¡Gracias al cielo que estás despierta!— Mi madre me abrazó, secándose las lágrimas en cuanto abrí los ojos.

Mis ojos estaban borrosos, pero parece que estoy en una habitación de hospital, juzgando por su aspecto... y la luz brillante. No había levantado un dedo cuan...