




18
UN CONTRATO MATRIMONIAL.
Su ánimo se profundiza mientras revisa los detalles del contrato y termina en la firma de las partes.
Levantó la cara para analizar completamente al hombre que estaba sentado en la silla como si fuera su trono.
Parecía que no iba a aceptar un NO como respuesta al contrato. El silencio de la habitación se volvió insoportable mientras el hombre la miraba fijamente.
—Errrm......... Yo.........
—¿Lo aceptas o no? —murmuró Ray fríamente. Su mirada estaba firme en la joven.
—¿Qué gano al casarme contigo?
Alexa sabía que era inútil hacer tal pregunta, sabiendo que si al hombre no le importaba la ley, entonces debía estar entre los reales o los élites del país.
En California, las únicas personas que tenían autoridad y poder sobre la tierra eran la familia real o los realmente ricos.
Y la forma en que vestía y su acento mostraban que no era un plebeyo ni un asalariado promedio.
—Muchas cosas, tú dime —le devolvió la pregunta.
Alexa hizo todos los cálculos en su cerebro en un milisegundo y respondió.
—¿Cómo puedo casarme con un hombre que no conozco? Rechazo tal contrato.
—No necesitas conocerme y además, puedo ayudarte a lidiar con tu molesta familia —giró sus manos sobre las piezas de ajedrez en el tablero.
—Si te casas conmigo, puedo ayudarte a lidiar con tu familia problemática con una condición.
—¡TIENES QUE DAR A LUZ A UN HIJO VARÓN DENTRO DE NUEVE MESES DEL CONTRATO!
—¿Qué?!
Alexa dijo en voz alta. Le lanzó el contrato y se dio la vuelta.
—Si te vas, lo lamentarás.
Ray dijo una vez más mientras le devolvía el contrato a Gabriel.
Sus palabras no resonaron en su cabeza. ¿Un hijo varón? ¿Dentro de nueve meses?
¿Era ella algún tipo de máquina de bebés? La mayoría de los dramas que veía involucraban a la protagonista femenina y al protagonista masculino entrando en un matrimonio por contrato para evitar la molestia de sus padres, pero ¿por qué el suyo era diferente?
—¿Qué pasa si no doy a luz a un hijo varón dentro de ese rango de meses?
Preguntó una vez más. Firmar un matrimonio por contrato era común hoy en día, pero no tan simple.
Preguntó una vez más. Firmar un matrimonio por contrato era común hoy en día, pero no tan simple como parece.
Tenía que asegurarse de las consecuencias antes de siquiera pensarlo.
—Pagas la tarifa de liquidación y el incumplimiento del contrato. No tienes que darme tu amor ni tener ningún romance en el matrimonio.
—Puedes mantener tu espacio personal y yo también evitaré interferir en tu vida personal si no se relaciona con el bienestar del niño.
Ray respondió. No era el tipo de persona que se entrometía en la vida de los demás sin que le afectara.
—¿De cuánto estamos hablando?
—Cerca de cincuenta billones de dólares. Todas las reglas sobre el matrimonio están claramente establecidas. Si tienes alguna duda al respecto, te daré algunos días para pensarlo.
Se levantó y se dirigió hacia la puerta cuando Alexa habló.
—¿No es un matrimonio por contrato? Acepto.
—Señorita Parker, espero que haya pensado bien su respuesta. Una vez que lo firme, se convertirá oficialmente en la joven dama de la familia Hudston.
Alexa tosió cuando escuchó el título que él dijo.
—¿Joven señorita de los Hudston? —Repitió y tembló en sus pies.
Recordó muchos hechos históricos sobre los Hudston y su dura manera de elegir a sus esposas.
Los Hudston son llamados el nido del león. Nadie que haya ofendido a los Hudston sigue vivo.
Son conocidos por su severa manera de manejar los asuntos e incluso coronados como la familia dominante en California.
—No necesitas tener miedo. Obedece mis instrucciones, completa el rango de meses del contrato, dame un heredero y estarás bien.
Sus palabras sonaban más como una amenaza que una frase. Estaba diciendo que habría tremendas consecuencias si no le daba un heredero antes de que expirara su contrato.
—Si no hay romance en el matrimonio, ¿cómo me quedaré embarazada? ¿No es que podría embarazarme a mí misma?
—Haremos una FIV y adjuntaremos el embrión a tu útero. Todos tus dietas y estilos de vida serán controlados por nuestros especialistas. No te preocupes por tu cuerpo después del embarazo, ellos se encargarán de ello.
—Cuando des a luz con éxito, habrás terminado conmigo y no tendrás que preocuparte por el niño. Puedes vivir tu vida como quieras. No me importará en absoluto.
Dijo con calma.
—Si no hay preguntas sobre el contrato, puedes firmarlo.
Alexa respiró hondo y miró el contrato una vez más.
Esta decisión cambiaría su estilo de vida, su dieta, su paradero y, lo más importante, se convertiría en la joven dama del señor de los negocios.