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55. Despertarlo de la oscuridad

Parece una mentira, pero después de largas semanas, Augusto sonrió lleno y aliviado al mirar los hermosos ojos negros de Soraia como si fuera la primera vez que los veía.

Lentamente, Soraia levantó su débil mano y la extendió hacia Augusto, quien la tomó con amor y la posó en su cálido rostro, anhe...