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Capítulo 28 ¡Quédate conmigo, cariño!

Eric la miró en silencio. Después de un rato, soltó su agarre en su brazo y se recostó en la silla de cuero, cerrando los ojos ligeramente. Parecía exhausto.

Sierra no pudo regañarlo y solo lo observó de reojo. Después de un momento, Eric se levantó y presionó un botón. El techo del coche se desliz...