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El descubrimiento de la ilusión

Mi pulso se aceleró y mi mano se aferró al volante cuando vi al lobo, mucho más grande que los lobos típicos, cuyos colmillos parecían amenazantes; la saliva del lobo goteaba de su boca mientras me gruñía. En un abrir y cerrar de ojos, vi a Silas lanzarse frente a mi coche, su velocidad era sobrenat...