Read with BonusRead with Bonus

Memo

—Buenos días, mi Reina—. Una voz ronca sonó en mi oído mientras un rayo de luz brillante golpeaba mis párpados.

—¡Uhhhm!— protesté y cubrí mi rostro con el edredón. El edredón se deslizó por mi cara y sentí una mano cálida en mi mejilla. Lentamente, mis ojos se abrieron para mirar al hombre más gua...