Read with BonusRead with Bonus

Capítulo cuarenta y cinco

¡La vida es injusta!

La vida me ha dado tanto dolor estos últimos días y se siente como si hubiera sido por una eternidad.

Soy lo que mi padre me llamaba,

¡Bestia! No la Zena que conoces que vende buñuelos.

¿Cómo podría haber sabido que realmente soy una bestia? ¿O estaba tan distraída que ni si...