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Capítulo veintiocho

Zena estaba destrozada al escuchar lo que sus padres decían sobre ella. No podía creer lo que oía de mi padre, ¡que soy una bestia! y su actitud, incluso en mi presencia, muestra que no siente remordimiento.

Zena estaba profundamente herida, sus ojos contaban la historia de cómo su familia había de...