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Capítulo veinte

—Lo siento, señora Angus, olvidé mi teléfono móvil aquí —dijo María desde la puerta, haciendo que las damas se sobresaltaran. La señora Angus se sorprendió por la actitud de María y notó que no estaba cómoda, así que le pidió con calma:

—Entra, María, no te estoy regañando porque ustedes no hiciero...