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Xenon no le prestó atención hasta que terminó de responder unos correos urgentes y apagó su laptop.

—Me adoras, ¿verdad? No puedes ni quitarme los ojos de encima —me provocó.

Miya lo había mirado unas cuantas veces y lo había observado un poco, pero simplemente estaba preocupada y se preguntaba qu...