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Molestia hacia Karina

La mañana llegó, y la voz del bebé en la otra habitación sonaba muy fuerte.

—Oek... oek... oek...

Inevitablemente, los ojos de las dos personas que dormían aún desnudas se abrieron de inmediato.

—¿Daniel? —Hana se preparó para levantarse, pero Franz la detuvo.

—Yo lo haré, Hana. Tú vístete prime...