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Capítulo veintiocho

No tengo tiempo de advertir a D'ziko cuando una criatura que nunca había visto antes nos ataca por detrás. Es demasiado rápida. Arranco la espada de la cintura de D'ziko y me libero de sus brazos. Lo empujo justo cuando la criatura se detiene.

Ojos rojos y oblicuos me observan.

Separo los pies, co...