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Capítulo 41

El mayordomo siguió inmediatamente mi orden y fue a buscar al Dr. Afolse, quien estaba en la sala de espera. Con su partida, Vincenzo y yo quedamos solos por un breve momento. Un silencio colgaba en el aire, pero esta vez, era diferente. No era el silencio lleno de tensión o confusión que había temi...