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~ Capítulo veintidós ~

La comodidad de al menos dos cojines estaba debajo de mí, sosteniendo mi cuerpo, manteniéndome erguida bajo una cálida y suave cubierta. Podía sentir el algodón contra mi piel y olía un tentador aroma almizclado que me recordaba a una época en la que no era libre, cuando me obligaban a sostener un t...