Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 37 Llevándose a su bebé

En la prisión húmeda y sucia, Emma se estaba desmoronando. Sus muñecas estaban esposadas tan apretadas que estaban blancas como un fantasma, su rostro pálido y sus ojos gritaban desesperación e impotencia. Cada día, las otras reclusas la golpeaban sin piedad, mezclando el dolor físico y mental, llev...