




6
Punto de vista del autor
Todo lo que Ana podía pensar era cómo demonios Zach podía amar tanto a alguien. Estaba sufriendo una prohibición de lobo que era tan dolorosa como dar a luz a una hembra.
El cuerpo de un lobo normal es mucho más poderoso que cualquier humano y un hombre lobo tiene poderes sobrenaturales. Obtienen todo, pero también cuentan los inconvenientes y uno de ellos es la prohibición de lobo.
—Rish, ayúdame a levantarlo, tengo que llevarlo de vuelta a la manada, de lo contrario morirá de este dolor, su herida no está sanando —dijo Ana al notar la gran mancha roja en su piel.
—Sujeta sus piernas, este humano es demasiado pesado —dijo Rish mientras sostenía a Zach por los hombros; Ana asintió y le sostuvo las piernas; lo llevaron al coche.
—¿Cuál? —preguntó refiriéndose al asiento del coche.
—Delantero, necesito conducir rápido —dijo Ana mientras abría la puerta del coche y pronto ayudaron a Zach a sentarse.
—Vuelve pronto, ¿de acuerdo? —dijo Rish mientras tomaba la cara de Ana entre sus manos; siempre era doloroso estar lejos de tu pareja.
—Lo haré —dijo ella antes de darle un beso rápido.
Rish la observó correr hacia el asiento del conductor, ella le silbó cuando él la miró.
—¡Muaaaahhhh! —Le lanzó un beso volado que le hizo sonreír; ella le devolvió la sonrisa antes de subirse y salir disparada en un abrir y cerrar de ojos.
Maldita sea, esta mujer es demasiado rápida para su propio bien.
No podía evitar pensar que cuando ella más se preocupa por él, cuando más lo desea, ¿está ocultando el hecho de que están juntos?
Rish salió de la casa después de otra discusión con Ana.
¿Cómo podía soportar el olor de otro lobo en ella? Y ella regresó con otro tipo mientras él la esperaba al borde de la carretera con helados en la mano.
Esto era realmente frustrante, ella no quería venir con él, por la diosa de la luna, vivían juntos; dormían juntos.
—¿Rish? —escuchó a Ana llamarlo desde la puerta; una sola lágrima rodaba por su mejilla.
Rish sintió que su corazón se rompía, lo último que quería era que ella llorara por su culpa, no pudo evitar que sus piernas se movieran hacia ella; ella se lanzó a sus brazos tan pronto como él llegó a la puerta.
—¿Quién era él? —el tono de celos era evidente. Ana sonrió para sí misma.
—Es mi primo, Zach —el alivio repentino que sintió en sus venas también era nuevo para él. Eran pareja, pero no le habían dicho a nadie que eran pareja o incluso que estaban juntos.
Rish la abrazó fuertemente, sus brazos alrededor de ella le dieron calidez y consuelo mientras ambos permanecían en una noche fría.
Ana estaba asustada, estaba dando un gran paso. Se puso de puntillas y miró a sus ojos; habían dormido juntos, pero ella aún no le había permitido besar sus labios, los labios verticales.
Ella presionó ligeramente sus labios contra los de él, tomándolo por sorpresa; él se apartó por un momento antes de mirarla a los ojos.
La desilusión en sus ojos era evidente; él se había apartado por el shock, no porque no quisiera besarla. Antes de que ella pudiera iniciar otra pelea entre ellos, Rish le tomó la cara y aplastó sus labios contra los de ella.
El beso era hambriento pero gentil, lleno de pasión pero con un toque de amor y vínculo de pareja entre ellos.
—Rish —su nombre nunca sonó más perfecto en la lengua de nadie como lo hizo en ese momento.
—¡Sshhh! —ella lo miró antes de que él la levantara en brazos y regresara al interior, esa noche se desnudaron el uno al otro, no para consumar el acto, sino para expresar el amor que habían dejado sin decirse.
Ese día Rish se dio cuenta de que no solo era el vínculo de pareja entre ellos, sino que también existía el amor.
Y nunca se sintió más perfecto.
—Te amo —susurró para sí mismo mientras estaba en el camino de entrada vacío de la casa en la que vivían juntos.
Corrió de vuelta adentro, necesitaba estar allí para Zia, ella estaba durmiendo abrazada a una almohada que tenía el aroma de Zach.
—Espero que aceptes a Zach pronto, Zia —la cubrió con una manta antes de apagar las luces, ella era la pareja y esposa de Zach.
Técnicamente su cuñada si algún día Ana decidía casarse con él.
Por otro lado, los ojos de Ana se posaron en Zach solo para notar que su respiración se volvía cada vez más lenta.
—¡Mierda! Zach, aguanta, ya casi llegamos —dijo Ana mientras presionaba más el acelerador; la velocidad del coche era más rápida de lo que jamás había conducido.
No podía dejar que muriera tan fácilmente, no tan fácil.
Tan pronto como Ana llegó al hospital de la manada, se transformó en su forma de lobo y ayudó a Zach a salir para ponerlo en la camilla.
El doctor llegó pronto cuando lo trasladaron a la sala de operaciones.
—Parece una prohibición de lobo —dijo el doctor mientras examinaba rápidamente la herida de Zach.
—Sí, es la que contiene la plata más pura que existe —el doctor la miró con sorpresa, sus ojos se dirigieron a la herida que sangraba continuamente.
La velocidad de recuperación era mucho más lenta de lo que debería haber sido con cualquier otra prohibición de lobo.
—¿Cuántas horas han pasado? —preguntó.
—Me tomó 3 horas llegar aquí a la máxima velocidad y creo que han pasado 7 horas desde que lo apuñalaron —las palabras de Ana hicieron que la sangre del doctor se helara.
—Rápido, la máscara de oxígeno —dijo el doctor mientras comenzaba a operar a Zach, Ana fue escoltada fuera del pasillo.
Ella miró el rostro pálido de Zach y la piel de su pecho volviéndose azul oscuro.
—Tienes que luchar contra esto, Zach, lucha por Zia —susurró y su mente se conectó con él, pero de alguna manera no podía sentir a su lobo, lo que la asustó terriblemente.