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¡Mierda! ¡Eres preciosa!

—¿Cómo puedes complacerte en presencia de otra mujer cuando tienes esposa? —dijo Lilith a todo pulmón. No deseaba compartirlo con ninguna otra mujer.

En el momento en que entró en la habitación, se dio cuenta de que no había ninguna mujer allí, excepto Apollyon, quien estaba absorto leyendo unos pe...