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No culpes falsamente a nuestro rey

Una década de abandono había dejado la que una vez fue una casa encantadora invadida por arbustos y escombros. La puerta delantera estaba en mal estado, y el camino de adoquines se había reducido a un sendero polvoriento. Todo el vecindario parecía desierto, envuelto en un silencio inquietante que c...