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Capítulo cincuenta y tres

Era hora de la batalla. Todos habían hecho los preparativos. Las mujeres, niños y ancianos que no podían luchar fueron trasladados a las habitaciones separadas que Sabrina había creado. No quedaba tiempo. Era ahora o nunca. Violet, Sabrina, Meg y yo nos miramos y asentimos; mirando hacia los hombres...