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Capítulo cuarenta y cinco

—Perder el control de tu lobo es algo peligroso—dije en voz baja. Miré a Morgan, la confusión se reflejaba en su rostro. Asintió para que continuara, sus ojos nunca se apartaron de mí. Su interés estaba más que despertado. Pasé una mano por mi cara y por mi cabello, suspirando con fuerza. Tomé una r...