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Capítulo treinta y tres

—Compañera.

—¿Compañera? —Sabrina y yo chillamos. James se volvió hacia mí, sus ojos destellando entre azul y púrpura. Debe estar luchando con su lobo por el control.

—Luna, ¿puedo hablar con ella en privado? —Negué con la cabeza.

—No es mi permiso el que deberías estar buscando —Asentí con la ca...