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Capítulo 25 «nunca cuestiones a su alteza»

—¡Basta!

En un instante, los cuellos se giraron hacia la puerta cuando una voz sombría y siniestra perforó el aire.

En un movimiento rápido, las cabezas se inclinaron en sumisión y las rodillas cayeron al suelo en un abrir y cerrar de ojos.

¡Thud!

Con fuertes golpes y movimientos coordinados, va...