Read with BonusRead with Bonus

¡Dragones enojados!

Habiendo asegurado que la habitación estaba a salvo, se volvió hacia mí.

—¡Maldita sea! ¡Te advertí repetidamente, pero elegiste ignorar mis advertencias! ¿Pensaste que eras sabia, verdad? —me preguntó, con los ojos ardiendo de furia.

No me molesté en responderle y me volví hacia las papas fritas,...