Read with BonusRead with Bonus

¡Aléjate de mi esposa!

Desmond se volvió hacia mí, con una mirada mortal en su rostro.

—¡Cierra la boca, demonio! —rugió.

—¡Tch tch! —chasqueé la lengua—. A veces, no puedo evitar preguntarme qué vio una dama tan gentil y hermosa como Mia en ti. No me malinterpretes; eres guapo y musculoso, pero creo que ella merece alg...