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Hay otro hombre en su vida

—¡Arggh!

Ethan gimió mientras se llevaba una mano a la cabeza y sus ojos recorrían la suite de lujo en la que había pasado la noche. Ella se había ido. Y el único rastro de ella que quedaba era el sutil aroma de su perfume por toda la cama, desde la almohada hasta las sábanas.

Pero eso no era todo...