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Capítulo 40: Temperatura

—¿Estás lista, dulzura, para ser devorada por mí?

Diciendo esto, Noah dejó caer su camisa al suelo. Tan sigiloso como una pantera negra, se acercó a Sophia, quien estaba sentada en la cama con el corazón acelerado.

Sabía que no había salida ahora, todo había llegado a su fin, un callejón sin salid...