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JASON:

Maldita sea. Clarissa y yo estábamos solos en mi habitación besándonos, y mi corazón latía más fuerte que nunca, nuestras respiraciones eran cálidas una contra la otra, y nuestras lenguas se entrelazaban en el calor. Nos detuvimos un momento, mirándonos a los ojos antes de continuar nuestro b...