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Capítulo 12

Los brillantes rayos del sol de la mañana despertaron a Ayzel de su miserable sueño. Tenía los ojos hinchados. Anoche se sintió demasiado débil para dormir en la cama, así que durmió en el suelo donde ese hombre arrogante la dejó.

A veces, no es el trabajo físico lo que te agota, sino las palabras t...