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PRIMERA CITA (II)

RYAN

Ryan me besó de nuevo—no, me devoró. Sus labios eran exigentes, hambrientos, como si hubiera esperado vidas enteras para reclamarme. Podía saborearlo, sentirlo en lo más profundo de mí—su boca, su calor, el calor apremiante de su cuerpo contra el mío.

Una mano me guiaba por la nuca, tirándome...