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La cacería

CAPÍTULO CUARENTA Y UNO

RYAN

TIC TIC TIC

Miré el reloj de pared mientras hacía tic, implacablemente, el sonido me irritaba los nervios. Han pasado cinco horas, cinco horas desde la llamada y aún no se ha hecho nada. Por supuesto, casi han reunido el dinero, pero el desgraci...